Como norma general estoy convencido que el poder judicial funciona con independencia, con honradez y con un espíritu cívico de servicio a toda la sociedad encomiable. Pero con el mismo convencimiento he de decir que la Audiencia Nacional –entre otras cosas porque fue creada con un impulso y finalidad política evidente- adolece con demasiada frecuencia del mal de la dependencia a los intereses o al discurso dominante procedente del poder ejecutivo. Desde esta perspectiva he de decir que los tribunales excepcionales –y la Audiencia Nacional lo es-siempre acaban cayendo en la tentación de, en base a la excepcionalidad de la materia que ha justificado su creación, no asegurar las garantías procesales propias de un sistema democrático y acaban anteponiendo la decisión política que dio origen a su creación a la justicia.

Por Rafa Larreina

Nací en Vitoria-Gasteiz en 1956. Estudié Económicas en la Universidad del País Vasco, PLGP2007 del IESE y, he sido Diputado de AMAIUR en el Congreso durante la X legislatura (2011-2015), y de 1990 a 2009 Parlamentario Vasco, siempre dentro de Eusko Alkartasuna. También he sido vicepresidente segundo del Parlamento Vasco en la VIII Legislatura. En cuanto a mis intereses, las asociaciones a las que pertenezco creo que los reflejan bastante bien: Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, internet&euskadi, Club de montaña Gasteiz, Greenpeace y la Asociación Cultural Hegoalde de fomento del euskara. Pero sobre todo, soy un ciudadano más, con voz propia en este blog y dispuesto a hablar de cualquier tema contigo.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies