Milagros de San Ignacio.jpgTodos los años suelo «desaparecer» durante veinte días en el verano poniendo kilómetros de por medio con el objetivo de desconectar de la voragine habitual, dar descanso a la mente y al cuerpo, y reforzar el espíritu que es totalmente necesario para reiniciar con fuerzas la nueva etapa política que se abre la próxima semana.

Tradicionalmetne me he solido refugiar en la montaña buscando el plácido anonimato que me dispensa el pirineo catalán. Este año, he puesto más kilómetros de por medio, he abandonado la alta montaña pirenaica y me he refugiado en un país, Eslovaquia, bastante desconocido pero encantador. Dese su capital, Bratislava, he realizado diversas escapadas por una centro europa mas desconocida, en el seno de la propia Eslovaquia, y por otra mas conocida como Praga o Viena.

Precisamente en una de mis visitas a Viena, en los aledaños del Parlamento Austriaco, una señora se dirigió a mi diciendo «que alegría dos vascos en Viena», y otro día en los aledaños del palacio de Schönborn otro joven se me dirigió en euskera expresando en parecidos términos la sorpresa y la alegría por el encuentro. La verdad es que a mi también me alegraron estos encuentros que, en cierta forma, no han sido los únicos.

Yo también he experimentado la sorpresa y la alegría de encontrarme con dos vascos en el «Kunst Historisches Museum» y en numerosas calles e iglesias de Viena, de Praga, de Bratislava y de muchas ciudades y poblaciones de Eslovaquia. Me refiero a dos vascos universales que descubrí en el museo vienés representados en dos monumentales cuadros de Rubens: San Ignacio de Loiola y San Francisco de Xabier.

Me ha sorprendido descubrir la importancia que tienen estos dos vascos universales en todo centro europa así como la gran y extensa devoción que se les tiene a lo largo y ancho de Austria, Chekia y Eslovakia. Desde la catedral de Banska Bystrica dedicada a San Francisco Javier, a las monumentales y numerosas Iglesias de estos tres países dedicadas tanto a éste mismo como a San Ignacio.

No sería malo que en nuestro -y también suyo- País valorásemos sus figuras y recuperásemos su mensaje; estoy convencido que, desde una visión menos materialista, más trascendente, seríamos capaces de lograr una vida mejor, más plena, para todas las personas que conviven con nosotros.

Por Rafa Larreina

Nací en Vitoria-Gasteiz en 1956. Estudié Económicas en la Universidad del País Vasco, PLGP2007 del IESE y, he sido Diputado de AMAIUR en el Congreso durante la X legislatura (2011-2015), y de 1990 a 2009 Parlamentario Vasco, siempre dentro de Eusko Alkartasuna. También he sido vicepresidente segundo del Parlamento Vasco en la VIII Legislatura. En cuanto a mis intereses, las asociaciones a las que pertenezco creo que los reflejan bastante bien: Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, internet&euskadi, Club de montaña Gasteiz, Greenpeace y la Asociación Cultural Hegoalde de fomento del euskara. Pero sobre todo, soy un ciudadano más, con voz propia en este blog y dispuesto a hablar de cualquier tema contigo.

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